Este plato es perfecto si os gusta la cocina muy especiada, tipo árabe o hindú. Vamos allá:
Ingredientes para dos personas:
Una berejena grande o dos medianas
Medio kilo de carne picada de ternera
Una cebolla
Aceite de oliva
Especias: canela, nuez moscada en polvo, pimienta negra molida, pimentón dulce, comino en polvo.
Piñones
Sal
Queso tipo avarti para gratinar (los afortunados no intolerantes a la lactosa)
Receta:
No es necesario pero yo pelo las berenjenas para evitar las pieles al comer. Una vez peladas, las cortamos en rodajas de un centímetro de grosor aproximadamente y las colocamos en la bandeja del horno. Salpimentamos y regamos con un chorrito de aceite de oliva. Horneamos a 180º durante unos 20 minutos (como siempre, es orientativo, depende del horno). Cuando estén listas, las sacamos y reservamos.
En una cacerola calentamos aceite de oliva (que cubra el fondo únicamente) y pochamos la cebolla picada en cuadraditos pequeños. Cuando esté transparente, añadimos la carne salpimentada. Rehogamos durante unos minutos y añadimos las especias. Para evitar saturarnos de ellas, sólo pondremos la punta de un cuchillo de cada una de ellas pero como siempre, al gusto. Rehogamos de nuevo y por último añadimos los piñones. Dejamos que se haga durante unos minutos y retiramos.
En un plato ponemos en el centro una loncha de queso tipo avarti y la tapamos con la primera capa de berenjena. Añadimos la carne y volvemos a colocar otra capa de berenjena. De nuevo capa de carne y terminamos con la última capa de berenjena. Por último ponemos una loncha de queso tipo avarti y horneamos hasta que se funda. Podemos decorar con un poco de perejil picado por encima. Llena bastante y tiene pocas calorías así que perfecto!
Este blog pretende ser una ayuda para aquellos a los que la Naturaleza nos ha hecho sensibles a ciertos alimentos. La intolerancia a ellos hace que muchas veces elaborar el menú semanal sea toda una odisea...incluso pensar en lo que vamos a comer mañana. Desde aquí os propongo algunas ideas, platos simples y rápidos (no todos, alguna vez hay que lucirse)para el día a día. Bon appétit!!
martes, 25 de octubre de 2011
lunes, 24 de octubre de 2011
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Siempre he pensado que para despedirse, hay que tener arte. Decir adiós en medio de un grupo de veinte personas no es fácil, sobre todo si son las cinco de la mañana y la ingesta de copas ha dado lugar a la fase de “exaltación de la amistad” y todos quieren invitarte a la última para que no te vayas (¿no podrían haberlo dicho a las doce de la noche y así me hubiese ahorrado los cincuenta euros que me he bebido?). Supongo que en este caso lo mejor es decir que vas al baño y desaparecer sin dejar rastro, rápida y sutilmente, tapándote la cara con el embozo de la capa y creyéndote la esposa de El Zorro para saltar a lomos de un caballo y huir a tu camita de edredones blancos y esponjosos donde llevas queriendo estar desde las tres y cuarto.
Para despedirse de un trabajo la cosa cambia, no queda bonito eso de despedirse "a la francesa”. En estos casos lo mejor es llevar una bandeja de preciosos cup cakes con buttercream de chocolate blanco y unas lágrimas dispuestas a salir en el momento preciso de la despedida. “En realidad me cuesta tanto irme de aquí, decir adiós a la que ha sido mi casa durante cinco años, a mis compañeros, que digo compañeros? Amigos!...me cuesta tanto, que de no ser por los diez mil eurazos de más que me van a pagar al año en un trabajo que me coge a cinco minutos de casa y donde tengo todas las tardes libres, pues no me iría, vamos!” Lagrimita fuera yyyyyyyy...corten!
También están las despedidas sinceras, las que salen de verdad cuando, por circunstancias de la vida o del amor, vas a vivir a otra ciudad y tienes que separarte de todo lo que te rodea, de esas personas que te complementan, que van enriqueciendo tu vida, de esa gente a la que de verdad, quieres. Hablo de familia y hablo de amigos, de lugares. Hablo de lo que va siendo una vida en construcción. En este caso no hay que despedirse, tan sólo hay que darse la nueva dirección y comprar un sofá cama cómodo, un calendario para ir anotando las visitas y listo.
Y si creo que para despedirse hay que tener cierto “arte”, también creo que hay que tenerlo para volver. Una mudanza, un predictor positivo y un adsl que nunca llegaba, me han mantenido alejada de mi querido y anciano ordenador. Pero de nuevo irrumpo en la esfera de los blogs (blogosfera?) cual José Coronado en la del cine después del atracón de yogurt. Voy calentando horno, sartenes y neuronas. ¡Bienvenida!
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