martes, 7 de junio de 2011

Nueva vida

Recuerdo aquellos días en los que iba a hacer la compra semanal sin tener que leerme los ingredientes de todos y cada uno de los alimentos que quería comprar. ¿Qué quería jamón de pavo?, pues al carro! ¿Qué eran palitos de surimi?, pues venga, sin pensarlo dos veces! Pero llegó aquella tarde en la que mi médico me dijo que tenía que dejarlo, me refiero a lo de comprar sin echar una lectura rápida antes de seguir llenando el carrito en cuestión. "Piensa -me dijo muy seria- que vas a iniciar una nueva vida". Pues muy bien, no es el fin del mundo, pensé yo incrédula. Hay muchísimas cosas en todo un Mercadona que sí puedo comer y bueno, pasar del jamón en las bodas ya lo tengo más que entrenado desde mi embarazo. Pero oh, sorpresa! no es tan fácil. Con estas nos plantamos en el super mi querido (marido, no querido a secas) y yo. Hasta ahora pensaba que podría preparar unos suculentos rollitos de jamón de pavo rellenos de lechuguita picada, surimi en tiras, su poquito de cebolleta bien picadita y unas cucharaditas de mahonesa: no hay pescado (prohibido), ni cerdo (idem) ni nada que pudiera hacerme daño...a simple vista, claro. Antes de lanzar mi paquetito de pavo grácilmente a la cesta, con movimiento de melena al viento incluido, recuerdo a mi doctora hablándome desde un bocadillo animado diciéndome "¿Dónde te crees que vas con eso, así, a la primera?", de modo que me paro a leer los ingredientes segura de que ya tenía la cena resuelta. "Pavo, azúcares, bla, bla, bla, lactosa, bla...¿¿¿¿lactosa????". Hombre, no ducharme con el Lactovit lo tenía ya asumido pero que el pavo tenga lactosa me dejó fuera de juego. "No importa-  le dije a mi amado esposo-, de entre estas cien marcas, alguna seguro habrá sin el elemento maligno". Y allí que nos pusimos a leer y leer lo que resultaría el equivalente en letras a la primera parte de El Quijote, hasta que por fin dimos con ella: pechuga de pavo que sólo tenía pechuga de pavo y sal (y diez excipientes de los que no recuerdo el nombre)!!!!!. "Ahora a por el surimi, amor, que tenemos la muñeca caliente"!!, le dije yo, emocionada y embargada por el triunfo sobre las pechugas de pavo. El surimi no me fallaría,  es tan sólo un cangrejo que nació más alto y esbelto, le quitaron su caparazón y lo metieron en su bolsita correspondiente. Bueno, ya sabía que no, pero lo que desconocía es que el surimi tiene de todo menos cangrejo!!! Alguna marca le echa un poquito, aroma de cangrejo creo que lo llaman, y casi todo es pescado así que mi gozo en un pozo. Aquella fue la experiencia que me abrió los ojos cual Lázaro con el toro de piedra, de modo que cogí mi lechuga y mis tomates cherry y me volví a casa con el surimi entre las piernas..."A Dios pongo por testigo, -me dije muy melodramática yo- que nunca volveré a hacerme una cena tan convencional!"...Y así nació este blog, una ayuda para mí y para aquel que lo necesite. Bienvenidos.

1 comentario:

  1. María Mérida, por si tienes más marías19 de julio de 2011, 18:59

    JAJAJAJAAJAJAJAJ!!!
    Surimi entre las piernas???
    Eso en nuestros tiempos mozos ....

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